El arte de atrapar ciudades con una lata
El coliseo romano cabe en una lata de café, las dos torres
de Bolonia en una de té pequeña y toda la playa de Benidorm en una de galletas
danesas. No son recuerdos de cada ciudad, son fotografías que han ido haciendo
a lo largo de 10 años Marinela Forcadell y Lola Barcia, las fotolateras, un
tándem que se hace llamar así porque viaja por el mundo captando urbes con 45
cámaras de foto construidas a partir de latas metálicas. En 60 segundos de luz
(Ediciones Canibaal), las artistas valencianas presentan una recopilación de
imágenes, anécdotas y todos los secretos de su técnica, la estenopeica.
El estenopo —un pequeño agujero que se hace en este caso en
la lata y que permite el paso de la luz que forma la imagen— es el principio de
este tipo de fotografía. Lo primero que se debe construir es la cámara, que se
puede hacer también con una caja de cartón o de madera, se pinta de negro por
dentro y se hace el orificio. “Nosotras nos hemos especializado en el mundo de
la lata porque al cambiar de formato de lata lo que hacemos es cambiar de
lente”, dice Marinela. Después de esto se pone papel fotosensible dentro de la
lata, se tapa con cinta el estenopo y se destapa en un lugar luminoso para que
se “cocine” la imagen. “Es todo como una receta antigua, son muchos procesos”.
Todo este procedimiento que lleva hacer una imagen
estenopeica la vuelve en una técnica muy tranquila, hasta un poco “lenta”. Por
lo que el título de 60 segundos de luz, además de ser el tiempo medio de
exposición de sus fotos, es una forma para reflejar el paso del tiempo. En una
época en la que se publican más de 3,600 imágenes por segundo en Instagram, lo
que más atrae a Marinela y Lola es la tranquilidad con la que se debe realizar
cada una de sus fotografías. “No es un disparo, es el paso del tiempo lo que
cocina la foto. No nos gusta el verbo disparar, decimos vamos a cocinar, porque
es más parecido a ese verbo”, señala Lola. Los lugares más concurridos de
ciudades como Nueva York, Pekín, Londres, Valencia, Berlín, Madrid, Marrakech,
aparecen desiertos en sus fotografías. La acelerada vida en estas urbes impide
que las personas se queden inmóviles un minuto para aparecer en ellas. “Llegan
hordas de turistas, se toman fotos y se van. Parece que todas las plazas las
hayan vaciado para nosotras”, cuenta Lola entre risas.
FUENTE: http://cultura.elpais.com/cultura/2016/12/20/actualidad/1482266452_926984.html
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