sábado, 21 de enero de 2017

NOTICIA DEL MARTES 10/01/2017

La memoria es una fotografía


¿Qué es ver?, fue una pregunta fundacional en la carrera del fotógrafo marroquí Amine Oulmakki (Rabat, 1986). Semejante cuestión se disparó mientras estudiaba cine en la Universidad de Rabat, pero seguía yendo asiduamente a Meknés, a visitar a la mujer que lo había criado, su bisabuela, y que acababa de quedarse ciega. A ella le dedicó la reflexión que siguió a la pregunta, y su primera obra, que le llevó seis años. Son unos primerísimos primeros planos, llenos de emoción, de una mujer que vivió 100 años. En blanco y negro, fortísimos contrastes narran los últimos momentos de esa vida o de cómo el rostro humano sigue captando luz y reflejándola, aun mientras se apaga. Oulmakki sonríe de esa aceptación tan natural que él ha desarrollado frente a los sucesos de la vida, que incluyen la muerte. La muerte de la abuela de su madre, la primera protagonista de su obra, puso punto final a aquella serie de retratos en blanco y negro. Hace unos meses, otro deceso importante, el del realizador iraní Abbas Kiarostami, lo dejó a mitad de una tarea de aprendizaje, como discípulo, en el marco de un seminario de formación que quedó trunco. Eso fue, y no hace falta reemplazar a nadie por nadie. Hasta allí llegó la experiencia.
“En la fotografía escribimos con la luz”, sostiene Amine. La caligrafía lumínica de su obra es precisa, detallista, con el cuidado y la paciencia de quien está convencido de que de ese instante puede nacer la vida (y el movimiento al que no asistiremos). Presten atención, sino, a las obras que componen la serie actual Interior-noche (que se ha mostrado este año en Camerún y actualmente, cuelgan en gran formato en la galería Photoloft de Tánger): son escenas de una teatralidad apabullante, que incluso podrían ser un fotograma.
Oulmakki cuenta que andaba perdido entre el cine y el videoarte, y entre una localización de cine y preparando escenarios, se detuvo y vio que allí moraba la fotografía, justo en ese tiempo-espacio entre la puesta en escena y la ‘acción’. De hecho, así sucede cuando Oulmakki concibe una serie: trabaja como si fuera a rodar una película, pero llega solo hasta ese instante en que el obturador se cierra. La película la desarrollará el espectador, y cada uno la suya.
“Es que la memoria no es en movimiento. La memoria es una foto. Luego esa foto nos empieza a contar historias”, afirma Amine. De ahí que la idea de Interior-noche surgiera en una residencia parisina de la Cité International des Arts : “París no me decía nada, no me tocaba, pero vino la evocación”. Como siempre que uno está lejos.

FUENTE: http://elpais.com/elpais/2016/12/16/africa_no_es_un_pais/1481891906_851207.html

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